ENCERRADOS EN LA ORDINARIA BELLEZA DE NUESTRO ENTORNO

Zorro y Jaguar nació en el 2020, un año de movimiento y quietud, de pocas palabras y muchos pensamientos. Uno de esos pensamientos que nos conectó fue la percepción del hogar inhabitado, de un espacio tan cercano y tan ajeno a nosotros. Se dice que las personas que viven cerca a un jardín de flores generan insensibilidad a su olor; nosotras creemos que vivíamos tan preocupados y afanados que solamente hasta el 2020 estando en casa fuimos conscientes del espacio que habitamos y el cual se volvió un paisaje imperceptible para nosotros con el paso de los meses, años o incluso décadas.
Poco a poco nos empezamos a concientizar de sus colores, sus texturas, sus formas, sus olores... Nos empezamos a preguntar por qué esa silla que siempre supimos que necesitábamos jamás la compramos, o por qué nos seguíamos poniendo prendas con las cuales no nos sentíamos cómodos. En ese despertar sensorial fue llegando de forma natural información, personas y situaciones que iban guiando el camino de Zorro y Jaguar por la montaña que aún seguimos escalando.
Nos leímos muchos libros, hicimos muchos cursos, tuvimos muchas asesorías, muchísimas reuniones, asistimos a conferencias, participamos en convocatorias y trabajamos mucho para al final darnos cuenta de que nuestras creaciones y cada pieza que diseñamos es el resultado de vivir, de los cafés que nos tomamos juntas, de las reuniones que tenemos con los artesanos, de las conversaciones con nuestras familias y amigos, de lo mucho que disfrutamos nuestro día a día y de las veces que en gratitud lloramos por no creer que este sea nuestro trabajo o de sentir que no estamos trabajando porque todo está muy divertido; son el resultado de la vida de Carolina y Camila, pero también el resultado de las vidas que se han entrelazado para que hoy tengamos más de 50 productos hechos a mano por personas que sin saberlo y como si fuera algo natural hacen de las cosas más cotidianas cosas extraordinarias.
Cada día nuestra sensibilidad aflora más, lloramos más de felicidad, de estrés, de ansiedad, lo que veíamos bello ya no lo es y aprendimos a ver la belleza de la vida y de los objetos hechos a mano de otra forma. Si bien hay cualidades estéticas que nos asombran de las piezas elaboradas a mano, hay una magia que no se puede describir en palabras. La belleza entonces, se transformó para nosotras (por más poético que suene) en detalles tan intangibles como el soplo de vida que hay detrás de nuestros amuletos en vidrio; sin el aire que viene directamente de los pulmones de un artesano no existiría nada. Sin la paciencia de todas las personas que trabajan con sus manos y dedican días enteros de su vida a hacer tejidos y accesorios que llevan nuestros amuletos textiles no existiría nada.
Y como bien dice Soetsu Yanagi "no estábamos en la distancia necesaria para observar. La apreciación consciente requiere un hito histórico, un intervalo de tiempo para mirar el pasado. Toda historia pasada es nueva. El futuro es nuevo y el pasado es nuevo. El mundo al que estábamos tan acostumbrados se nos hace poco familiar, un espacio extraño".
En un momento de despertar sensorial sobre nuestra propia vida debemos evaluar si estamos siguiendo el camino que queremos, viviendo la vida que soñamos y si los objetos cotidianos que nos rodean y que hacen parte de nuestro hogar refuerzan nuestros valores y van de acuerdo a lo que consideramos honesto y real.

6 comentarios

Muy bien escrito y brillante! La escencia del Mindfulness y de estar presente y consciente empezando por nuestro entorno y nuestros objetos.

Daniel Sánchez

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